Aclaremos algo importante antes de comenzar: los propietarios no pueden “llegar y subir” el arriendo a sus inquilinos salvo en ocasiones específicas.
Los arriendos son un tema regulado por ley que tiene mecanismos y protecciones para todos los involucrados. Esto está ligado a la importancia del contrato de arriendo. Esos contratos se firman para resguardar tanto al dueño como al arrendatario y explicitar cuáles son los acuerdos que adoptaron antes de la mudanza.
Ahora sí, revisemos dos cambios en el valor de arriendo y cuándo se pueden negociar.
Estas variaciones deben estar incluidas en el contrato y buscan anclar el precio del arriendo a los cambios económicos y de la moneda (en nuestro caso, el peso chileno).
Detengámonos en esto para explicarlo bien.
Hay quienes recuerdan una bella época noventera en que el pasaje de transporte público en Santiago de Chile costaba $300 o el jugo marca Kapo se publicitaba a sólo $100. Hoy el pasaje de transporte público en Santiago cuesta alrededor de $800 y el jugo Kapo ronda los $300. Los precios de estos elementos han cambiado porque, entre muchos factores, hemos tenido inflación.
Los reajustes por inflación buscan evitar que los precios queden “atrapados en el tiempo”.
La manera más común de lograr que el arriendo responda a las variaciones de la moneda es integrando un reajuste del arriendo según el Índice de Precios al Consumidor (el IPC, la forma en que se miden la inflación o, su contraparte, la deflación) o la Unidad de Fomento.
Este reajuste se hace, en general, al menos una vez al año. En Assetplan, por ejemplo, nuestros contratos tienen el reajuste por costo de la vida integrado y se realiza automáticamente cada tres meses.
Ojo, porque esto siempre se debe acordar con el arrendatario antes de su llegada y dejarlo por escrito en el contrato de arriendo.
Algo muy distinto de los reajustes por inflación o costo de la vida son los cambios en el precio de arriendo que se suelen hacer cuando cambia el arrendatario.
Cuando un inquilino avisa que se va de tu departamento debes dar inicio a varias labores: confirmar su salida para que el arrendatario obtenga el salvoconducto para su mudanza, revisar el estado del departamento para descartar o confirmar el uso de la garantía... y buscar un nuevo residente.
Es en ese período de vacancia y de búsqueda de un nuevo inquilino cuando la mayoría de los dueños de departamentos se preguntan “¿a cuánto debiese arrendar mi departamento ahora?”. Como deduces, en este momento puedes cambiar el valor de tu arriendo.
(Psst... si estás en esa etapa este artículo te puede ser de mucha utilidad: ¿Cómo calculo el precio de arriendo de mi departamento?).
Supongamos que somos dueños de un departamento y notamos que, gracias a la inauguración de un nuevo y hermoso parque a pasos del edificio, los precios en el área subieron.
Sabemos que el departamento podría arrendarse por más dinero porque hay personas dispuestas a pagar más para estar allí, sin embargo, no podemos cambiar el precio de arriendo arbitrariamente a nuestro arrendatario.
Debemos esperar a que ese arrendatario deje el depto o aguardar a que el contrato esté por terminar y proponer un nuevo contrato con este cambio de valor. Sí, aspectos como estos también se pueden conversar cuando queda poco para que termine el contrato y estamos hablando para una posible renovación. Unos 60 o 90 días antes de que acabe el contrato es un buen período.
En cuanto a la forma de llevar la conversación, los consejos son los mismos que en cualquier otra interacción:
¡Esperamos que esta información te ayude a tener más claridad!
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