A la hora de pedir un crédito hay distintas opciones. Basta con abrir la página de tu banco o revisar tu correo electrónico para ver la oferta: “tienes un crédito pre aprobado”, “cotiza un crédito con nosotros”. Compren, compren, compren.
Las herramientas de crédito más conocidas son los créditos de consumo y los créditos hipotecarios, aunque existen varios más.
Vamos a lo básico: se le llama crédito a los préstamos de dinero desde un banco u otra institución financiera. Estos son regulados por la Comisión para el Mercado Financiero, conocida como CMF.
Algunos tipos de crédito comunes son:
Sí, se distinguen por el fin para el que estás pidiendo el dinero. No, esa no es la única diferencia entre ellos.
Ahora vamos a la pregunta que nos convoca.
La diferencia entre un crédito de consumo y un crédito hipotecario es que el primero está diseñado para que la persona que lo solicita utilice el dinero en lo que desee, mientras que el segundo se orienta a la adquisición de propiedades.
¿Por qué importa lo que harás con el dinero, si al final es tu dinero?
Las características de estos préstamos están regulados en la ley y buscan adecuarse de la mejor manera al fin por el que la gente adopta estos productos crediticios.
En general los créditos de consumo:
Mientras que los créditos hipotecarios:
Si estás evaluando un crédito de consumo o hipotecario vamos a plantear algo que seguro ya has leído, escuchado o incluso repetido: “es muy importante cotizar y comparar alternativas”.
Algunos elementos que debes conocer antes:
Sobre el punto 4 y 5: el Costo Total del Crédito es cuánto pagarás, como dice el concepto, en total por el crédito; la Carga Anual Equivalente es un indicador porcentual que mide el costo del mencionado crédito y se usa en % para poder comparar distintas propuestas.
Los elementos de un crédito pueden analizarse uno a uno en profundidad.
Podríamos detallar mucho más al respecto, pero en este artículo ya cumplimos (ojalá) el objetivo: distinguir claramente entre un crédito hipotecario y uno de consumo.