Vivir en comunidad tiene muchos beneficios: desde la sensación de cercanía al saludar al conserje, a los vecinos y a las mascotas de los vecinos hasta estar en el chat de Whatsapp en que se ofrecen desde chocolates hasta libros escolares… pero también tiene sus riesgos: los accidentes ajenos pueden transformarse en problemas propios.
Seguramente has escuchado alguna anécdota: el vecino que dejó el agua corriendo e inundó hasta el pasillo, la vecina que dejó el horno prendido y activó las alarmas de incendio de todo su piso.
Supongamos que el accidente es una filtración por una cañería rota. Lo primero es saber si la cañería se rompió por un mal uso de alguien -en ese caso el responsable es… el responsable- o si fue algo inesperado que no se pudo evitar.
Si no hay un responsable de mal uso el siguiente paso es saber si la filtración está en espacios comunes o dentro de un departamento. Si está en espacios comunes el arreglo debería resolverse a través del administrador del edificio.
Si la filtración está en un departamento, es costo del propietario de dicha unidad. Existen casos muuuuuy particulares en que el problema está justo entre dos unidades, en esos casos la suma se divide entre los afectados.