Aunque en Chile no es obligatorio, un contrato de arriendo que siga la ley de arriendo puede evitar muchos malos ratos. Es como un seguro para el auto: ojalá no tengas que usarlo, pero si llegas a necesitarlo hará todo más fácil.
Algunas situaciones en que podrías agradecer este documento:
Al final, la importancia de un contrato es que es una herramienta legal para ordenar y si es necesario defenderse si ocurren estos problemas.
Psst… la siguiente imagen te puede ser de ayuda:
Le preguntamos a los ejecutivos de Assetplan cuáles son los desacuerdos más frecuentes que solucionan entre arrendatarios y propietarios. Los siguientes son los más comunes:
El gerente de Operaciones de Assetplan, Gonzalo Cabezas, ha presenciado y ayudado a solucionar numerosos problemas como estos y nos menciona dos en que el contrato ha sido clave para aclarar las cosas.
Además, ¿por qué no incluir algunos chismes, digo, para sazonar esto?
“Ya no se cursan multas por este tema”, explica nuestro gerente de Operaciones.
“Los residentes que no tienen estacionamiento pretenden hacer uso del de visitas sin cobro”, comenta Gonzalo añadiendo que “se les ha explicado de mil maneras que para uso de visitas y que si exceden el tiempo de cinco horas sin costo deben pagar lo que indica el reglamento”. En este caso el texto es una guía de cómo proceder.
Sabemos que puede ser bastante información así que vamos a hacer el resumen en un par de líneas:
La gracia de un contrato es que deja por escrito quiénes están acordando las cosas, bajo qué condiciones y cuáles son los derechos o deberes de cada uno. Cuando ocurre un imprevisto se puede revisar el texto para aclarar la situación.
Para que todo el trámite sea realmente útil es importante que pongas atención a algunos elementos claves: que esté por escrito quién es el propietario y quién el arrendatario, dónde se ubica la propiedad, por qué período se hará el arriendo, cuánto y cómo se pagará, si hay garantía, etc.
En resumen, es importante tener un contrato porque es una herramienta legal que permite defenderse en caso de que alguno de los involucrados actúe de mala manera.