La idea de hacer un contrato de arriendo es que, en caso de necesitarlo, tenga toda la información y claridad necesaria para que sea una ayuda y no sólo pérdida de papel.
¿Cómo asegurarte de que tu contrato tiene los datos básicos? A continuación te contamos cuáles son los cuatro elementos que tienes que incluir sí o sí.
Es importantísimo que en el documento esté claro quiénes son las personas que acuerdan el arriendo. Además, si incluyes una tercera persona en el papel (como un aval, por ejemplo), también debes identificarlo claramente con sus datos y qué rol jugará.
Para cada uno de los involucrados debes indicar:
Luego vamos al “¿qué?”. En este caso el acuerdo es por el arriendo de una propiedad. Asegúrate de detallar lo siguiente:
Otro aspecto clave de un arriendo en general es el valor que se pagará a quien provee la propiedad. No olvides fijar el monto y la forma de pago del arriendo regular, sino que también explicita cualquier otro tipo de gastos en que deba incurrir alguna de las dos partes. Algunos ejemplos son: garantía, arreglo de daños al departamento, reparaciones, etcétera.
La lista entonces sería más o menos así:
Valor del arriendo mensual: Monto del arriendo y forma de pago.
Muy bien, ¡estamos terminando! Ahora sólo falta ver cuál será el período de arriendo y cuál será el método de renovación.
Pueden comenzar fijando una cantidad de meses o un año y luego revisar el contrato. También pueden estipular renovación automática (cuando se acaba el plazo indicado en el contrato se “repetirán” las mismas condiciones).
Aquí es importante explicitar:
Los cuatro puntos de más arriba pretenden guiarte y evitar que “queden cosas en el tintero” al oficializar la relación de arriendo, pero recuerda que puedes adecuar el contrato a tus necesidades y las de tu contraparte.
Podrían agregar una cláusula con el inventario de objetos que incluye el departamento o una sobre cómo proceder en situaciones especiales, intenta adelantarte a las situaciones que podrían tener que resolver en el futuro.