Si eres propietario y buscas arrendar tu departamento, entender el contrato de arriendo es clave para garantizar un proceso seguro y sin problemas. Este documento formaliza el acuerdo entre arrendador y arrendatario, estableciendo derechos y deberes de ambas partes.
En esta guía, te explicamos de manera clara qué es un contrato de arriendo, cómo se compone y qué aspectos debes considerar para hacerlo válido y efectivo.
El contrato de arriendo es un acuerdo legal entre un propietario (arrendador) y la persona que usará la propiedad (arrendatario) a cambio de un pago periódico, que suele ser mensual. Su objetivo es establecer reglas claras sobre el uso del inmueble, el valor del arriendo, la duración del contrato y otras condiciones clave, como las obligaciones del arrendador, por ejemplo.
Para que un contrato de arriendo sea válido debe incluir ciertos elementos:
Específicamente, los nombres completos, RUT, direcciones y datos de contacto del arrendador (propietario o representante legal) y del arrendatario. Si hay un codeudor solidario o aval, también debe incluirse su información.
Es fundamental detallar el tipo de propiedad que se está arrendando, su ubicación exacta, dimensiones y características principales, como número de habitaciones, baños y estacionamientos. También debe especificarse si se arrienda con muebles o sin ellos.
Esto abarca el valor mensual del arriendo, la fecha y la forma de pago (transferencia, depósito, cheque, etcétera). También es recomendable incluir si habrá reajustes anuales por IPC u otro indicador.
Existen dos modalidades principales:
Es habitual que el arrendador solicite un depósito equivalente a uno o más meses de arriendo como garantía. Este dinero se usa como respaldo para cubrir posibles daños al inmueble o deudas pendientes al término del contrato.
Aquí se establecen los deberes del propietario y del arrendatario, como el mantenimiento de la propiedad, prohibiciones de uso, pago de cuentas de servicios básicos y otros compromisos relevantes.
El contrato debe indicar las condiciones bajo las cuales puede darse por finalizado, ya sea por vencimiento del plazo, mutuo acuerdo, falta de pago o incumplimiento de normas.
Es un documento básico que incluye solo las cláusulas esenciales, como la identificación de las partes, el monto del arriendo y la duración del contrato. Es ideal para acuerdos informales, pero puede no ofrecer la misma seguridad legal que un contrato más detallado.
Recomendado para: propietarios que buscan un acuerdo rápido, aunque con menor respaldo en caso de disputas.
Establece una duración definida, con fecha de inicio y término. Durante este período, ninguna de las partes puede dar por terminado el contrato sin justificación legal o acuerdo mutuo.
A diferencia del contrato a plazo fijo, este no tiene una fecha de término establecida. Se mantiene vigente hasta que una de las partes decida finalizarlo, respetando los plazos de aviso establecidos en el contrato o por la ley.
Para que un contrato de arriendo tenga validez legal, debe cumplir con los siguientes requisitos:
Como mencionamos anteriormente, definir en el contrato las condiciones y plazos para evitar inconvenientes entre ambas partes es esencial. Un contrato bien estructurado protege tus derechos como propietario y evita problemas futuros.
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